Cada día vemos en TV escenas de las revoluciones de Egipto, Túnez, etc… contra tiranos dictatoriales. Pero hay un movimiento social que los medios nos han bloqueado: la revolución islandesa. ¿Miedo al efecto contagio?
En octubre de 2009 los tres principales bancos caen en bancarrota, con la consecuente devaluación de la moneda. Esto inició las primeras movilizaciones, de apenas 15 personas, que fueron ganando relevancia hasta que en enero 2.000 personas se encararon violentamente a la policía frente al parlamento (posteriormente suavizarían las protestas. En vista de el color que tomaba este movimiento, Gran Bretaña (principal responsable de la deuda del país) aplicó a éste la ley antiterrorista (la misma que aplica, por ejemplo, a Al Qaeda), bloqueando el flujo económico con él para salvaguardar sus inversiones islandesas.
Entre tanto, los gobernantes intentaban vender a los ciudadanos que ingresar en la UE sería la panacea para esta crisis, pero la unión les exigía saldar su deuda externa, 9 veces mayor que su PIB, mediante un préstamo del FMI que, obviamente, pagarían los ciudadanos con una subida de impuestos. La presión popular llevó a convocar un referéndum en el que el 93% de la población dijo un contundente NO a esta medida. Esto supuso una tremenda presión al primer ministro, lo que unido a 10.000 personas frente al parlamento gritando «¡los queremos fuera ya!», le llevo a convocar elecciones el 9 de mayo. Hasta ese día, una coalicion de socialdemócratas y Verdes Izquierdistas se hizo cargo del poder, siendo confirmados posteriormente en las urnas.
Algunos avances de este gobierno (por cierto, liderado por primera vez por una mujer homosexual): crear una comisión de ciudadanos que redacten una nueva constitución para el país, nacionalizar la banca, encarcelar a los banqueros corruptos (y pedir a la INTERPOL que busque a los que huyeron del país), legalizar el matrimonio homosexual, y un largo etcétera. La UE que denegó su entrada, ahora busca la forma de esquivar el escollo de su deuda externa para propiciar su adhesión y conseguir acallar sus investigaciones sobre finanzas internacionales. También es posible que intenten bloquear el blindaje que el actual gobierno ofrece a medios de información que revelan datos comprometedores para otros países.
No quería cerrar el artículo sin mencionar que en Reikiavik (capital del país, con un 60% de la población total de la nación) ganaron las últimas elecciones el Best Party, un partido formado por artistas (actores, músicos, escritores y otros personajes culturalmente relevantes).
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esaspocaspalabras.wordpress.com 
Me parece un gesto ejemplificador! Que deberíamos imitar en Argentina y en muchos otros países de Latino América y de otras partes del mundo!